Para el amigo
Don Quijote este sería el gigante más canijo que se hubiese echado a la cara. Pudiera
ser que al Ingenioso Hidalgo y su escudero no les sorprendieran estos cielos
surcados por la Vía Láctea, pero ese “gigante”…
menudas pintas.
El gigante escuálido Julio 2015 |
Supongo que la
altura es lo que me llevó a encontrarme con estos señores del viento del siglo
XXI. No la suya, sino la del sitio donde están clavados a la búsqueda de
paisajes con cielos libres de luz. Iluso de mí… Sobre una pequeña sierra que advierte que los montes de Málaga están
próximos descansan estos mastodontes y no es la única familia que pueblan nuestros
paisajes.
Un hipnótico
zumbido acompaña el lugar y un rítmico estruendo lo corea. Don Quijote en sus
delirios escucharía gravísimos insultos y desafíos. Me pregunto qué no oirán ya las
criaturas del monte, que sin descanso sufren la tortura de la desconcertante música de los
intrusos.
Los intrusos |
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