Hay un lugar, un mirador al que solemos ir cuando
queremos cielo de cierta calidad. En verano la Vía Láctea se ve espectacular y
a uno se le antoja simplemente tumbarse y mirar. Pero es un sitio alto y el viento del sur azota sin miramientos la mayoría de las
veces. Fue una noche de agosto la última vez que fuimos a probar y no tuvimos
suerte, así que matamos el tiempo como pudimos. Yo me entretuve en pintar con
mi linterna roja una piedra al borde del precipicio…
VL tras Piedra pintada Agosto 2013 |
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